miércoles, 13 de septiembre de 2017

La Laguna de Guatavita




La laguna de Guatavita, lugar sagrado de los Chibchas, guarda leyendas, misterios, historias y tesoros; lo que le ha costado múltiples intentos por acabar con su existencia con el fin de enriquecer a sus exploradores.




En esta laguna ubicada en el municipio de Sesquilé (Cundinamarca), nació la Leyenda del Dorado; aquí, los futuros caciques se sumergían con su cuerpo cubierto de oro  en polvo, mientras que los miembros de la tribu depositaban piezas de orfebrería y cerámica como ofrenda.

El nivel del agua, llegaba hasta el borde de la montaña; su actual profundidad se debe a los multiples intentos por secarla para encontrar tesoros; inclusive, hasta hace muy poco.




Actualmente, la laguna forma parte de una reserva natural de 613 hectáreas administrada por la CAR

El valor de la entrada es de $12.000 para turistas nacionales y $17.000 para turistas extranjeros 




La visita a esta reserva, se considera una actividad de turismo contemplativo, acompañados por un guía experto en historia, botánica y ecología, siguiendo el camino establecido para no perturbar la paz de las especies conservadas en el lugar.










Poco después de iniciar el recorrido, los visitantes somos invitados a una replica de un templo; allí el guía cuenta la verdadera historia sagrada de la laguna y su conexión con los Chibchas






El recorrido sigue por un camino de piedras, hasta llegar al inicio del ascenso.

Un sendero de ciento cincuenta escalones recreados por vegetación nativa y con la vista de paisajes cercanos








Durante el ascenso, el guía habla sobre la vegetación propia del páramo, su comportamiento y su importancia dentro de la conservación del agua


                            


El Frailejón propio de los paramos, crece un centímetro por año... 
tiene la función de recoger y conservar el agua de la neblina.        




Finalmente y ya sin aliento, llegamos al primero de tres miradores  donde la majestuosidad de la Laguna de Guatavita, hace olvidar el esfuerzo, el frío y hasta a los acompañantes.



Vale la pena tomarse el tiempo necesario para admirar esta maravilla de la naturaleza, mientras la voz del guía nos cuenta los misterios sobre su origen y su profundidad. 

   

Y claro, tomarse la respectiva foto....







Mientras subes a los demás miradores, encuentras un nuevo ángulo, una mejor vista, un motivo más para seguir admirando y tomando fotografías...

Después del segundo mirador, el guía se despide de ti y te deja para que finalices tu recorrido que no deja de sorprender con la belleza y la calma de la naturaleza...



Este es el final del camino


Al finalizar el recorrido, te topas con la realidad de la colonización; cultivos y pastos que acabaron con el bosque nativo... Afortunadamente, ahora la CAR, protege una vasta zona y no se permite la deforestación.



Como Llegar:
Para llegar a la laguna, puedes ir en tu carro, por la vía Sesquilé Guatavita y tomar el desvío. Hay parqueaderos 
Mi paseo es en bus; en la Autopista Norte, se toma el bus hacia Guatavita ($9.000 por trayecto), y allí ubicas el transporte a la laguna la empresa se llama Lineas El Dorado ($14.000 ida y regreso). para iniciar el recorrido, se deben reunir como mínimo 6 pasajeros. El bus nos deja en la entrada a la reserva y nos espera a la salida (que no es en el mismo lugar). Esta opción me pareció buena, pues apoyas el trabajo de los lugareños. 

Desde Bogotá, tomas aproximadamente 90 minutos para llegar al pueblo; y de allí, una hora, para llegar a la reserva. 

Guatavita La Nueva, es un hermoso municipio, que merece un capítulo aparte... 



Recomiendo: 
Lleva ropa y zapatos cómodos; ten en cuenta, que el lugar es frío y constantemente llueve. Preferiblemente lleva un impermeable como protección, las sombrillas resultan incómodas. 

Dentro de la reserva, no está permitido comer; puedes llevar un recipiente con agua para hidratarte durante el recorrido. 

      







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